Haciéndose
pasar por asociaciones culturales, grupos como Nueva Acrópolis buscan
enajenar a sus miembros en actividades que bien podrían catalogarse como
sectarias
Cafecitos y Tapalpa
Junio, 2011
AL PRINCIPIO parecía
una buena idea. Ir a la sierra de Tapalpa y practicar el deporte
extremo. ¿Por qué no? Además, durante la noche, se daba un tiempo para
la reflexión sobre las actividades hechas durante el día. ¡Vaya, eso es
seso y músculo! Y para rematar, el grupo ofrecía los sábados en la
tarde conversaciones de café en un establecimiento bien conocido sobre
la avenida Vallarta, justo a tiempo para asistir, cotorrear un rato, y
después ir al cine o a donde quiera que se necesitara.
“Me
agrado el hecho de ir a platicar de algo que no fuera tragar gente, la
verdad” confieza Lulú (cuyo nombre he cambiado aquí) y quien se integró a
las actividades de Nueva Acrópolis por un tiempo.
De modo que, hasta ahora, ¿qué habría de malo?
Esoterismo autoritario
Tal
vez podrían objetarse los ingenuos temas de conversación que con
frecuencia se manejaban en los debates, como la Alántida, la astrología,
la alquimia, junto al “poder de una sonrisa”. Pero bueno, después de
todo en esta vida hay que ser tolerantes; nadie tiene el monopolio de la
verdad ¿no es cierto?
O
tal vez (más importante) la manera en que los miembros adquirían un
carácter áspero tan pronto como por una u otra razón, uno no podía
asistir a sus reuniones; la manera en que querían embaucarlo para tomar
un taller de “autoconocimiento” que duraría tres meses, pero que a los
seis no agarraba ni pies ni cabeza, y donde se pretende hacernos
engullir las fumadas de Madame Blavatsky, fundadora de una cuasi
religión sincrética llamada teosofía; o que pronto uno estaba obligado a
repartir volantes (tal y como se parodia en la película de Alex de la
Iglesia, El día de la Bestia)
y no hacer nada más por el resto del día. Fue precisamente mediante el
volanteo que Lulú en lo particular comenzó a asistir a las charlas de
café de Nueva Acrópolis.
¿Podría esto?
¿Convertirse en esto?
La secta
Según un informe brindado por la Asamblea Nacional
Francesa, Nueva Acrópolis es una secta con tendencias claras de extrema
derecha, y gustos paramilitares. Independientemente a los numerosos
reportes de este tipo, es posible pasarse años orbitando en el grupo sin
ver nada de esto, porque dichos secretos son revelados únicamente a
quienes aceptan con mayor facilidad la manipulación de los líderes y
muestran menos reproches y criticas a las numerosas tareas que estos le
impondrán.
Según el “Manual del Dirigente” de Nueva Acrópolis:
“La
propaganda no debe asustar ni producir un impacto excesivo, con riesgo
de ser considerada sospechosa y rechazada. Una invitación aparentemente
inocente a seguir cursos y conferencias es más provechosa que la
exposición violenta de símbolos misteriosos o sentencias enigmáticas…la
propaganda debe ofrecer una imagen acogedora de conveniencia personal,
sin dejar ver que se llama a cambiar su vida y cargarle con enormes
sacrificios y esfuerzos. Una vez dentro nos entienden mejor y consideran
estos sacrificios como honores, pero antes, espantan a la gente”
Así
que el enrolamiento tiene lugar con excursiones, pláticas de café,
conferencias y talleres, donde, haciéndose pasar por una asociación
cultural, se hacen de nuevos cuerpos para sus fines.
El adoctrinamiento
El
adoctrinamiento es gradual y lentamente se va apoderando de la vida del
recién ingresado. Primero son las charlas de café, luego será invitado
al curso de “autodescubrimiento” donde acto seguido se le dará una tarea
para el grupo, haciéndole claro que con ello se ganará aún más la
admiración y aceptación de todos:
“Comenzaron
a hacer actividad, tras actividad, tras actividad, donde al final
realmente no se hacía nada, pero había que estar ahí (...)” recuerda
Lulú “Al salir de trabajar la cosa era ir ahí, salir a las diez, once,
once y media si bien nos iba, y luego el sábado todo el día, el domingo
todo el día…”
Las
tareas consistían en organizar obras de teatro, llevar a cabo un taller
de cine (donde el contenido de las películas se adapta a la tendencia
acropolitana), etc. Lentamente los amigos y familiares del individuo
presenciarán como se aleja de todo y de todos, imbuido en ese
acropolitanismo totalitario.
Lulú
confiesa que comenzó a desilusionarse por la falta de calidad de las
clases. Esta falta de calidad parece ser característica de la filial de
Guadalajara, si bien “no importaba mucho, porque yo no iba a aprender la
filosofía del mundo ahí; no estaba esperando que un curso de una
institución en una casa, donde tiene tres alumnos, pues te den unas
clases de filosofía de mucha calidad…”
Jorge Angel Livraga Rizzi o "El emperador", como se hacía llamar
¿Es peligrosa?
Generalmente
los críticos de esta asociación afirman que es demasiado insignificante
como para presentar un peligro, pero acaso tan sólo por eso. Sabiendo
que en 1985 el periodista Pepe Rodríguez advirtió en un artículo sobre
Nueva Acrópolis sobre el armamento que, al menos entonces en España se
resguardaba en los cuarteles de esta secta, decidí contactarlo sobre
este particular.
“El gobierno español no hizo nada contra N.A., ni contra ninguna otra secta, lo que se ha hecho en España es todo trabajo de particulares” me contestó en un correo electrónico. “La investigación y el inicio del proceso judicial que llevó a la condena de Livraga [fundador de Nueva Acrópolis] por tenencia ilícita de armas fue sólo obra mía, desde la policía sólo recibí problemas y ninguna ayuda. En fin...”
Según
siguieron las cosas, el periodista asegura que fue amenazado por Nueva
Acrópolis, razón por lo cual tuvo que recurrir a instancias legales y se
inició un juicio contra Ángel Livraga.
“El juicio contra Livraga y su guardaespaldas se celebró el 13 de junio de 1988 en la Sección Tercera
de la Audiencia provincial de Madrid” continúa Rodríguez en su correo.
“El proceso que inicié contra ellos es el sumario número 10/87 CP del
Juzgado de Instrucción 23 de Madrid.
La sentencia condenatoria es la 203 de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid, de fecha 15-6-1988 (…) textual:
La
Sala acuerda por mayoría, condenar al procesado Jorge Angel Livraga
Rizzi como autor de un delito de tenencia ilícita de armas, sin la
concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad
criminal, a la pena de seis meses y un día de prisión menor, con sus
accesorias de suspensión de cargos públicos y derecho a sufragio durante
el tiempo de condena, y al pago de las costas procesales. Para el
cumplimiento de la pena se le abona todo el tiempo de prisión
provisional sufrida por esta causa Y la sala aprueba el auto de
insolvencia en su día consultado por el Instructor
Al
menos entre los rangos menores en Guadalajara, la afición de Livraga
por vestir uniformes militares es vista como una inofensiva
excentricidad, y no aceptan que estén imbuidos en una secta. Una de las
liderezas locales aseguraba que nada de eso era cierto. Empero, es muy
difícil desmentir las acusaciones cuando el grupo no destaca por su
transparencia.
Fuente: cronicasjonicas
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